Revista de Pediatría, A Propósito de los Artículos de este Número

Juan Manuel Lozano, MD, MSc*
* Editor Revista Pediatría. Departamentos de Epidemiología
Clínica y Bioestadística y de Pediatría, Facultad de Medicina,
Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia.

Este número de la revista presenta una particularidad que lo hace diferente a la gran mayoría de los publicados anteriormente: sus artículos corresponden de manera exclusiva a reportes de investigación original.

Esta circunstancia obedece a dos razones complementarias: en primer término, y como se explicó en el editorial del número previo, el ingreso de la revista a los índices de literatura exige que al menos la mitad de los artículos publicados corresponda al reporte de investigaciones, lo que obliga a los comités editoriales y a los editores a dar prioridad a este tipo de publicaciones sobre otros artículos.

La Revista Pediatría aspira a solicitar en julio del 2007 su ingreso a la base de datos de Literatura Latinoamericana y del Caribe en Ciencias de la Salud (Lilacs) y al Sistema Nacional de Indexación de Publicaciones Científicas y Tecnológicas coordinado por Colciencias.

Ello implica que todos los números producidos durante por lo menos un año antes de cursar la solicitud deben cumplir con los requisitos exigidos, dentro de ellos el ya descrito en relación con la proporción mínima de reportes originales.

Para la revista, dicho período comenzó a contar a partir del segundo número del volumen 41, publicado en junio del presente año.

En segundo término, algunos autores que habían sometido artículos de revisión decidieron retirar sus manuscritos cuando se les pidió que, para ser considerados, fueran reescritos siguiendo las nuevas guías para autores, que se publicaron en el número pasado y que se presentan de nuevo en este.

Como editor lamento esta situación, pues nuestra publicación estaba genuinamente interesada en considerar dichos textos. Caben al respecto, me parece, al menos dos comentarios o aclaraciones: en primer lugar, los autores interesados en someter manuscritos de artículos de revisión pueden continuar haciéndolo.

El que la revista deba dar prioridad a los reportes de investigaciones originales no debe interpretarse como sinónimo de que ha cerrado sus páginas a otro tipo de textos. Si bien será necesario reducir el número de artículos de revisión para mantener las proporciones ya mencionadas, la guía para autores establece claramente que la revista sigue interesada en este tipo de publicaciones.

En segundo lugar, se ha decidido mantener la exigencia de cumplir con los requisitos de forma en todos los manuscritos, así esto represente el riesgo de que algunos autores decidan someterlos a publicaciones con menos rigor editorial.

Esta publicación también aspira a mejorar y mantener sus estándares de calidad, lo que comienza por acogerse a los estándares mínimos establecidos a nivel internacional. Creo no equivocarme al asegurar que ninguno de los lectores sometería un manuscrito a una revista internacional sin prepararlo siguiendo fielmente los parámetros exigidos por ella, o no esperaría que el mismo fuera siquiera considerado en caso de haber sido preparado sin acogerse a ellos.

Hay otro aspecto particular en este número que merece comentario: uno de los artículos que hoy se publican corresponde al reporte de una investigación financiada por la industria farmacéutica1. ¿Cuál debería ser la posición de la revista al respecto? ¿Es aceptable que se acepten reportes de investigaciones cuyos patrocinadores tienen intereses de tipo comercial? O, por el contrario, ¿debería esta publicación limitarse a la difusión de textos producidos por patrocinadores sin intereses económicos en los resultados de la investigación? Una reciente editorial de la revista de la Asociación Médica Americana fija una posición que la Revista Pediatría comparte plenamente2.

En las siguientes líneas se resumen sus principales aspectos: El interés primordial de los editores de revistas médicas arbitradas por pares debe ser, por sobre todas las cosas, el de los pacientes (en nuestro caso, el de los niños colombianos).

En consecuencia, todos los artículos publicados deben ser científica y éticamente válidos y aceptables. Con esto como premisa innegociable se debe discernir entre los intereses legítimos, honestos y necesarios de algunos patrocinadores comerciales y la influencia potencialmente dañina que a veces puede asociarse a ellos.

La influencia de los intereses comerciales en la investigación médica es grande, va en aumento y es quizás imprescindible3. Bajo estas condiciones es necesario separar los dos objetivos de la industria, la generación de nuevos productos (un objetivo científico) y la venta de sus productos con los consecuentes retornos económicos (un objetivo comercial). Es la pérdida de balance entre estos dos objetivos, en concreto la preponderancia de los intereses comerciales sobre los científicos, lo que puede dar lugar a situaciones inaceptables desde los puntos de vista científico y ético.

En este panorama, ¿cómo pueden las revistas preservar su integridad al tiempo que garanticen ser un medio para la diseminación de información científica que ayude a sus lectores a brindar una mejor atención en salud a sus pacientes? La primera estrategia es buscar por todos los medios posibles la publicación de artículos científicos de alta calidad que hayan sido sometidos a un proceso justo y neutral de evaluación por pares.

Todos los artículos publicados en este número han sido revisados por al menos dos pares independientes. Otro aspecto es asegurar que los lectores conozcan los potenciales conflictos de interés de los autores, de forma que puedan interpretar el artículo a la luz de dicha información.

Por ello, esta revista ha adoptado la política de solicitar a los autores la declaración de sus posibles conflictos de interés. Debe ser claro, finalmente, que la declaración de dichos conflictos de interés, e incluso la falla de un autor para hacerlo, no necesariamente significan que el artículo en cuestión carece de validez.

Hay otros actores que podrían jugar un papel importante en este complejo asunto: los más inmediatos son las autoridades académicas (por ejemplo, los decanos) de las instituciones educativas a las que se encuentran vinculados muchos investigadores que adelantan proyectos financiados por patrocinadores que tienen intereses comerciales.
Es hora de que, tal como sucede en otras latitudes, nuestras facultades de medicina y de otras profesiones de la salud comiencen a buscar hacer explícitos los potenciales conflictos de interés de sus profesores, para que todas sus actividades (docentes, de investigación y de asistencia) puedan ser escrutadas por sus colegas, sus estudiantes y sus pacientes.

Bibliografía

1. Forero-Gómez J, Vera-Cala LM, Sánchez-Rodríguez M. Eficacia del uso de VSL # 3 (Eptavis®) en el tratamiento de la diarrea por antibióticos.
2. DeAngelis C. The influence of money on medical science. JAMA 2006;296:996-8.
3. Patsopoulos NA, Ioannidis JP, Analatos AA. Origin and funding of the most frequently cited papers in medicine: database analysis. BMJ 2006;332(7549):1061-4. Epub 2006 Mar 17.

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