Relacionan Estatinas con Problemas Oculares, Renales y Hepáticos

Investigadores británico informan que las personas que toman estatinas, medicamentos para reducir el colesterol, podrían estar en mayor riesgo de disfunción hepática, insuficiencia renal aguda y cataratas.

Las estatinas, que incluyen éxitos de ventas como Lipitor, Pravachol, Crestor y Zocor, se recomiendan para pacientes que tienen el colesterol elevado. Los estudios han demostrado que estos medicamentos son efectivos para reducir el riesgo de enfermedad cardiaca y ataque cardiaco.

Aunque los medicamentos se han relacionado por mucho tiempo con un riesgo elevado de problemas musculares, el nuevo estudio en el que participaron dos millones de pacientes halló otros “efectos adversos potenciales de las estatinas, principalmente miopatía [un problema muscular], insuficiencia renal aguda, disfunción hepática y cataratas, y ha mostrado que dos de estos tienen un efecto de respuesta a la dosis”, señaló la Dra. Julia Hippisley-Cox, investigadora líder y profesora de epidemiología clínica y práctica general de la Universidad de Nottingham.

Desde un punto de vista más positivo, el estudio no halló relación entre el uso de estatinas y el riesgo de una amplia variedad de cánceres (como las malignidades de estómago, colon, pulmón, renal, mama o próstata), así como ninguna conexión con la enfermedad de Parkinson, la artritis reumatoide, los coágulos, la demencia o las fracturas.

Además, según los expertos, teniendo en cuenta el beneficio bien conocido del medicamento para reducir el riesgo de enfermedad cardiaca, los nuevos hallazgos no son razón para que los pacientes le teman a las estatinas.

El informe aparece en la edición en línea del 21 de mayo de BMJ.

Para el estudio, Hippisley-Cox y su colega Carol Coupland, profesor asociado de estadística médica, recolectó información sobre más de dos millones de personas, entre ellas 226,000 pacientes que eran usuarios nuevos de estatinas. Entre esos pacientes, buscaron resultados adversos entre enero de 2002 y junio de 2008.

Como se anotó en estudios anteriores, el uso de estatinas también se relacionó con un riesgo mayor de problemas musculares más graves. Además, hallaron que el riesgo de insuficiencia renal aguda y disfunción renal se elevó a medida que aumentó la dosis de estatinas.

Pero estas píldoras populares también tuvieron beneficios. Hippisley-Cox y Coupland hallaron que por cada 10,000 mujeres de alto riesgo tratadas con estatinas, hubo unos 271 casos menos del asesino número uno, la enfermedad cardiaca y ocho casos menos de cáncer esofágico.

Sin embargo, entre esas mismas 10,000 mujeres, el uso de estatinas se relacionaría con 74 pacientes adicionales que desarrollarían disfunción hepática, 23 que llegarían a desarrollar insuficiencia renal aguda, 307 que llegarían a desarrollar cataratas y 39 pacientes que llegarían a desarrollar problemas musculares. Para los hombres, los hallazgos fueron similares, con la excepción de que los índices de enfermedad muscular fueron superiores.

Estos problemas fueron similares para las diversas estatinas tomadas, con la excepción de Lescol, que pareció conllevar un riesgo superior de insuficiencia hepática, frente a los demás medicamentos.

Los investigadores hallaron que el riesgo de efectos adversos duró mientras se tomaban los medicamentos, pero fue mayor durante el año que se inició el tratamiento.

El Dr. Alawi A. Alsheikh-Ali, cardiólogo consultor del Instituto de Servicios Cardiacos de la Ciudad Médica del Jeque Khalifa en Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos) y coautor de un editorial acompañante señaló que, en general, “los hallazgos del estudio son reconfortantes”.

Los efectos secundarios musculares y hepáticos son sustancialmente reversibles y las estatinas no parecen estar relacionadas con el cáncer, dijo. “Cuando se equilibran los efectos secundarios para el hígado frente a ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares, que se evitan con estatinas, la ecuación favorece el uso de estatinas entre quienes están en riesgo de ataque cardiaco y accidente cerebrovascular, como lo recomiendan las directrices profesionales actuales”, señaló Alsheikh-Ali.

El estudio recalca que las estatinas son seguras en general, pero como cualquier intervención en medicina, no están completamente libres de efectos secundarios, agregó. “Esto corrobora pero no cambia la práctica actual”.

Además, tiene mucho sentido recetar estatinas a pacientes que más probablemente se beneficiarán de ellas, señaló Alsheikh-Ali. “Este análisis no debería usarse para asustar a los usuarios actuales de estatinas ni para negarle los beneficios de la prevención con estatinas a la gente que está en riesgo de ataque cardiaco o accidente cerebrovascular.

Otro experto, el Dr. Gregg C. Fonarow, profesor de medicina y director del Centro de Cardiomiopatía Ahmanson-UCLA de la Universidad de California en Los Ángeles, también señaló que el estudio sólo halla una relación entre las estatinas y estos efectos secundarios y no demuestra que hubieran causado el problema.

“Se ha demostrado en varios ensayos clínicos prospectivos y al azar controlados con placebo con miles de hombres y mujeres que estaban en riesgo o que tenían enfermedad cardiovascular que previene el ataque cardiaco, el accidente cerebrovascular y las muertes cardiovasculares prematuras”, señaló Fonarow. “Estos ensayos bien controlados también han demostrado que los beneficios de la terapia con estatinas superan sustancialmente los riesgos potenciales”.

La gente que tiene o está en riesgo de enfermedad cardiovascular que recibe tratamiento con estatinas “debería continuar el tratamiento con estatinas, mientras que los que no reciben tratamiento deberían hablar con su médico acerca de si comenzar terapia con estatinas, junto con modificaciones del estilo de vida”, dijo.

FUENTES: Julia Hippisley-Cox, M.D., professor, clinical epidemiology and general practice, University of Nottingham, U.K.; Alawi A. Alsheikh-Ali, M.D., consultant cardiologist, Institute of Cardiac Sciences, Sheikh Khalifa Medical City, Abu Dhabi, United Arab Emirates; Gregg C. Fonarow, M.D., professor, medicine, and director, Ahmanson-UCLA Cardiomyopathy Center, University of California, Los Angeles; May 21, 2010,BMJ, online

HealthDay

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