Nariz Electrónica detecta el Asma

Usando un sistema artificial sensor del aliento conocido como “nariz electrónica”, investigadores italianos lograron detectar más casos de asma que las herramientas de diagnóstico tradicionales.

La nariz electrónica detectó cerca del 90 por ciento de los pacientes de asma, frente a cerca de 70 por ciento que recibió un diagnóstico preciso del modo tradicional con pruebas de la función pulmonar, según una investigación reciente publicada en la edición de abril de la revista Chest.

El estudio halló que, en combinación con otra prueba, conocida como el óxido nítrico exhalado fraccionado (ONEF), la nariz electrónica fue aún mejor para detectar el asma.

“La nariz electrónica discrimina entre pacientes de asma y sujetos sanos, y su desempeño aumenta si se combina con ONEF”, escribió el equipo italiano dirigido por el Dr. Paolo Montuschi, de la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Roma.

La función del dispositivo es identificar compuestos orgánicos volátiles en el aire exhalado. Estos compuestos producen una huella aromática única para cada individuo, y se observan patrones específicos en pacientes de asma.

En el estudio participaron 27 pacientes de asma intermitente o persistente leve y 24 personas sanas. Ninguno de los voluntarios del estudio tenía un historial de tabaquismo. Los que tenían asma tenían antecedentes de alergias y ninguno había sido tratado con corticosteroides durante al menos las cuatro semanas anteriores al comienzo del estudio.

Actualmente, se diagnostica asma “según la historia clínica y los síntomas, con espirometría y óxido nítrico exhalado”, aseguró el Dr. Thomas Leath, director de alergias e inmunología de Scott & White Healthcare de Round Rock, Texas.

Los investigadores italianos deseaban comparar la nariz electrónica con otras pruebas usadas comúnmente, la espirometría y la de ONEF, para determinar cuál prueba era mejor para confirmar un diagnóstico de asma.

Para lograrlo, los voluntarios del estudio se sometieron a tres pruebas. Cada prueba es no invasiva y requiere únicamente el uso del aire exhalado.

La nariz electrónica logró distinguir correctamente a las personas sanas de las que tenían asma diagnosticada por un médico en 87.5 por ciento de los casos. El ONEF logró identificar correctamente el asma en el 79.2 por ciento de los voluntarios del estudio, mientras que la espirometría distinguió apenas al 70.8 por ciento de los pacientes de asma.

Cuando la nariz electrónica y el ONEF se combinaron, las dos pruebas juntas identificaron correctamente cerca del 96 por ciento de los casos de asma.

“Se trata potencialmente de una herramienta grandiosa. Se podría usar para evaluar si es asequible o para determinar los efectos de medicamentos antiinflamatorios. De todos modos, definitivamente hace falta hacer más investigaciones”, señaló Leath.

Otros dos expertos en asma estuvieron de acuerdo.

“Este dispositivo es interesante y justifica más atención, aunque todavía necesita ser perfeccionado y los investigadores necesitan determinar su nicho”, afirmó la Dra. Jennifer Appleyard, jefa de la sección de alergias e inmunología del Hospital y Centro Médico St. John de Detroit. “Necesitamos saber si es bueno para diagnosticar o para medir mejoras en el tratamiento. En algunas enfermedades, se usan marcadores en la sangre para monitorizar la respuesta al tratamiento. ¿Se podría usar para determinar si los pacientes están respondiendo? También necesitamos saber si es bueno para diagnosticar todos los tipos de asma”.

El Dr. David Rosenstreich, director de la división de alergias e inmunología del Centro Médico Montefiore de la ciudad de Nueva York agregó que “una prueba rápida y objetiva para diagnosticar el asma sería útil. Esta parece ser una manera no invasiva de detectar un problema subyacente. La prueba parece relativamente fácil para los pacientes y tiene potencial, aunque solo se ha examinado a un grupo muy limitado de pacientes de asma alérgica”.

Tanto Appleyard y Leath anotaron que el costo podría limitar inicialmente el uso de la nariz electrónica.

FUENTES: Thomas Leath, M.D., assistant professor of pediatrics, department of allergy and immunology, Texas A&M Health Sciences Center, College Station, Texas, and division director, allergy and immunology, Scott & White Healthcare, Round Rock, Texas; Jennifer Appleyard, M.D., chief, allergy and immunology, St. John Hospital and Medical Center, Detroit; David Rosenstreich, M.D., director, division of allergy and immunology, Montefiore Medical Center, New York City; April 2010, Chest

HealthDay

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