Editorial, Jornadas del Buen Trato a la Infancia

Se iniciaron las jornadas por el Buen Trato a la infancia programadas por la Sociedad Colombiana de Pediatría dentro de su plan de actividades para el presente año, con miras a prestar un servicio a la comunidad, en especial a los niños de aquellas comunidades más deprimidas económicamente en las principales capitales de departamento de nuestro país, y las dos realizadas hasta ahora, la primera en Barranquilla y la segunda en Bogotá, transcurrieron con un éxito inusitado que no estaba siquiera en la imaginación de ninguno de los miembros de la Sociedad.

En Barranquilla se informa que fueron alrededor de cinco mil personas las que disfrutaron de un extraordinario día con juegos, payasos, pintucaritas, carreras de obstáculos para lactantes, bailarines, hombres en zancos y saltimbanquis, las mascotas de las empresas patrocinadoras y muchos mensajes sobre el buen trato a los niños. El mensaje clave era eliminar la violencia intrafamiliar, el maltrato a los niños, el abuso sexual y la violación de sus derechos. Mensajes lúdico-didácticos y de mejoría de su alimentación, todo en un gran ambiente de alegría y diversión. Además se aprovechó el día para reforzar los programas de vacunación de los niños menores de 5 años con todas las vacunas del Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI), y con la inclusión de la vacuna contra el maltrato infantil.

Un ingrediente adicional tuvo la magnífica jornada realizada en la capital del Atlántico, y no me refiero a esa tradicional alegría de una ciudad y un pueblo que son capaces de llevar a cabo el Carnaval más famoso del país. No, estoy hablando del apoyo por parte de un nutrido grupo de pediatras que no solamente creen en los planes y programas que adelantan las directivas de la regional de la Sociedad de Pediatría, sino que comparten su ejecución y la apoyan no sólo de palabra sino con su participación directa y decidida. Fueron varios los pediatras que participaron en las diferentes actividades de diversión y enseñanza de los más útiles y diversos mensajes. Eso es lo que podemos calificar de solidaridad. Además, Barranquilla tuvo el apoyo de la alcaldía y otras autoridades públicas que compartieron desde un principio todos los esfuerzos logísticos para lograr adelantar esa extraordinaria programación de la que nuestros amigos los barranquilleros difícilmente se olvidarán.

Y le tocó el turno a Bogotá. Con el invaluable apoyo de la Sociedad de los Sueños, un aliado que también cree en que nuestro país merece una suerte mejor y lucha por ello, se adelantaron los preparativos que terminarían en una extraordinaria jornada en el parque El Tunal de Bogotá. Todo un proceso adelantado por las Gerencias Nacional y de la regional Bogotá de la Sociedad Colombiana de Pediatría y el Director de la Sociedad de los Sueños. Detalles sin fin se tuvieron en cuenta que permitieran cubrir todos los aspectos necesarios para que los visitantes pudieran disfrutar de un día extraordinario. El Ministerio de la Protección Social también creyó en la utilidad de la jornada y para ello, a través de la División de Salud Pública y su dinámica jefe, la doctora Ana Cristina González, y la jefe del PAI del Instituto Nacional de Salud, la doctora Martha Velandia, dispusieron que, con el apoyo de un grupo del Hospital del Tunal, se ubicara un puesto de vacunación con todos los biológicos del Programa Ampliado de Inmunizaciones, los cuales, como era de esperarse, se agotaron en su totalidad. Un objetivo logrado en forma por demás eficiente, ya que apenas pasado el mediodía ya se habían aplicado totalmente. Sea esta la ocasión para darles los más sinceros agradecimientos a todos y cada uno de quienes, de parte de estas tres entidades del Estado, nos prestaron ese gran servicio y colaboraron para que este aspecto fuera otro verdadero éxito.

No podría decir en este momento cuántos niños pasaron por nuestro pabellón. Habíamos planeado pesar, medir, tomar agudeza visual y agudeza auditiva a todos los niños que nos visitaran. Desde un principio, en el proceso de

preparación, habíamos decidido que en el programa no haríamos consulta pediátrica dado que los espacios no daban privacidad para ello y que por la misma razón tampoco podríamos practicar la prueba sencilla de audiometría; además, el volumen de ruido que se maneja en un evento de estos habría hecho irrealizable una prueba medianamente válida y confiable. Hoy siento que afortunadamente tomamos esa decisión, pues si no hubiera sido así, aquello habría significado el caos. Fueron muchísimos los niños que acudieron, junto con sus padres.

De verdad pensamos que la jornada fue un verdadero éxito. Realmente así lo sentimos. La gente disfrutó de todas y cada una de las atracciones que se tenían en las diferentes carpas, montadas de común acuerdo con los organizadores y las diferentes casas comerciales patrocinadoras que afortunadamente creyeron en la idea y la apoyaron. Ya tendremos pronto los datos más precisos sobre el volumen de gente atendida. Un extraordinario evento con el acompañamiento de varios grupos artísticos dentro de los cuales es preciso destacar la agrupación Clara Luna, un extraordinario conjunto de niñas y muchachos muy bien coordinados en baile y canto, que gustó tanto al público que fue necesario repetir su actuación.

Sólo una nota triste y decepcionante tuvo esta extraordinaria reunión en Bogotá. El acompañamiento de los Pediatras de Bogotá brilló por su ausencia. Sólo la presencia de la doctora Olga Lucía Baquero, quien junto con el presidente y el vicepresidente de la Sociedad, doctores Juan Fernando Gómez Ramírez y Hernando Villamizar Gómez, no residentes ellos en la capital y quienes antes de regresar a sus sedes, luego de la reunión de la junta directiva, realizada el día anterior, se hicieron presentes y en mangas de camisa prestaron su concurso durante una muy buena parte de la jornada. Pero ellos tenían que partir y la doctora Olga Lucía y yo no dábamos abasto. Sin embargo la actividad no se interrumpió pues con el apoyo de las gerentes y otro excelente grupo de personas, no pediatras y ni siquiera médicos, pudimos completar la labor hasta las cinco de la tarde cuando tuvimos que cerrar las puertas de la “feria” pues la gente seguía llegando.

Se pregunta uno, al ver esta falta de solidaridad, ¿qué es lo que hay que hacer para que el más nutrido grupo de pediatras, el grupo de pediatras de la capital del país, crean y participen de las diferentes actividades que se programan? No es fácil lograr que se involucren y las apoyen y si he de ser absolutamente franco sentí pena con todo ese grupo de personas que tuvieron que improvisar para poder completar el proceso de peso, talla y determinación de agudeza visual con que nos habíamos comprometido con la comunidad. No fueron pocos los que preguntaron: y los pediatras de Bogotá, ¿dónde están? ¿Qué les podíamos contestar? Yo, la verdad, no tenía una respuesta. No fue falta de convocatoria pues desde un principio se estuvieron enviando comunicados, informando por diferentes medios, comentándolo en las reuniones de pediatras a las que va un buen grupo de ellos. ¿Qué decir entonces? Guardar silencio y quedarse con la pena ajena pues no queda otro remedio. Y ahora pregunto: ¿Tiene alguien alguna respuesta a ésta pregunta? Y me refiero también a la respuesta a la convocatoria de la comunidad que los necesita. ¿Cuándo?

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