Derecho Médico: El Impacto Psicológico de una Demanda Sobre el Médico

Fernando Guzmán Mora, M.D.
Presidente de la FMC

Introducción

La Realidad de las Demandas Médicas

En artículos previos hemos insistido en el hecho del aumento de las demandas médicas en nuestro país y las consecuencias deletéreas que han tenido sobre el ejercicio profesional, cuyas secuelas las está pagando la sociedad misma, específicamente en aspectos como el rechazo de tomar bajo el cuidado profesional algunos casos de alto riesgo, debido a la posibilidad de recibir como agradecimiento una demanda.

Recordemos que la costumbre de demandar por “malpractice” nace por varias razones: el consumerismo o consumismo que llevó a considerar la salud como un servicio comprable; los servicios de los médicos; la pérdida de la relación médico-paciente; los seguros de “malpractice” la proliferación de facultades de medicina, las modificaciones en la organización primero del Sistema Nacional de Salud y luego del Sistema de Seguridad Social en Salud; así como los cambios en la actualidad del paciente, quien pasó de una sumisión silenciosa a una exigencia presionada.

Medicina defensiva

Lo anterior originó la aparición de la denominada “medicina defensiva”, que se define como una alteración en la forma de práctica médica, inducida por amenaza o posibilidad de demanda, que intenta prevenirse de las quejas de los particulares, dejando bases de defensa en caso de una acción legal.

La aparición de las demandas médicas ya ha llevado a ejercer una medicina defensiva, con un mayor deterioro de la relación médico – paciente. Esto ha causado la correspondiente crisis en varios hospitales gubernamentales, cuyo cuerpo científico se encuentra en proceso de reorganización, debido al riesgo de “ejercer con las uñas” por unos salarios irrisorios y, muchas veces, sin el respaldo de la parte administrativa.

Las instituciones de salud (llámense Seguro Social, medicinas prepagadas EPS, IPS, etc.), han visto aumentar sus costos por el afán de protección personal que tiene que ampararse en una serie de exámenes complementarios que confirmen las impresiones clínicas y se constituyan, como en los Estados Unidos, en “detectores de diagnósticos” para evitar ulteriores quejas. En fin, el precio de la medicina corre el peligro de elevarse a niveles incalculables y al mismo tiempo la relación con los pacientes se ha transformado en una tensa correspondencia médico legal.

Debido a lo anterior, los médicos nos encontramos con frecuencia inusitada en el banquillo de los acusados, siendo nuestros jueces de varios tipos: juzgados civiles, juzgados penales, Tribunales Superiores, Corte Suprema de Justicia, Consejo de Estado, Corte Constitucional, Tribunales de Etica, Procuraduría General de la Nación, Defensoría del Pueblo y Superintendencia Nacional de Salud (Esta última convertida en una especie de inquisición moderna para los trabajadores de la salud y las instituciones hospitalarias).

El Proceso de Demanda Médica

Nada hay que alarme más a un médico que una citación a un juzgado por motivos de una demanda. Cuando se recibe el telegrama el día completo y lo siguientes se arruinan. Una sensación de angustia se ha presente en todos los actos de la vida y el desasosiego de saber que pasó y con cuál paciente.

Una demanda es lesiva para el buen nombre del médico; devastadora para el estado de ánimo; deletérea para el ejercicio; en fin, deja marcado de por vida a quien lo sufre. Por esto, los médicos debemos jugar a ganar las demandas, dentro de las normas jurídicas que amparan a todo ciudadano colombiano. Por otro lado, es obligación nuestra contrademandar (si es posible penalmente) a quien en forma injusta nos ha obligado semejante daño.

Las causas de demanda las hemos resumido previamente. Venganza contra el médico, fricción con la familia, desacuerdo con los procedimientos, maltrato en el hospital, falta de atención adecuada, falta de cortesía, falta de información adecuada, garantía de resultados, médicos que hablan mal de los colegas, informes malintencionados de personal paramédico, o el simple deseo de extraer dinero del profesional de la salud.

Ante una complicación grave se ha recomendado: Anotar claramente en la historia de los hechos ocurridos, citar una junta médica o reunión de decisiones con las personas más avezadas en el tema que haya disponibles en la institución, informar a las jefaturas de servicio y de departamento; asesorarse de abogado o de algún médico con experiencia en aspectos jurídicos del ejercicio médico; reunir a la familia y hablarle sobre los hechos ocurridos, en compañía de testigos; redoblar la vigilancia sobre el enfermo; investigar de inmediato sobre el estado del arte de la complicación ocurrida, no alterar la historia clínica por ningún motivo; y por encima de todo tratar de sacar al paciente de su problema y recuperarlo hasta el máximo.

Una demanda médica implica un cambio en la vida profesional. Sobre esta afirmación y basados en el análisis de numerosos casos tomados de la vida profesional diaria y de los mismos estamentos judiciales, analicemos, paso a paso, la forma en que el médico recibe la aplastante realidad de una demanda en su contra.

1. La Reacción Inicial de la Negación

Mencionábamos antes que de las situaciones más desagradables en la vida de un médico es la recepción de un telegrama citándolo a una diligencia judicial. La primera reacción es negar la situación. Se piensa: “Esto no puede ser para mí. Debe existir un error grave. Se equivocaron de médico y de nombre”.

En casos de una demanda civil se recibe una copia de la demanda. Esto aclara los hechos y es el comienzo de una lucha. Allí se encuentra el paciente en cuestión, las circunstancias que dieron origen a la queja y los documentos que apoyan las pretensiones de quien las presenta. Ante esto no cabe duda y no puede continuarse negando la realidad de los hechos.

2. La Angustia Como “Reacción De Rebote

Una vez se acepta que la desgracia es real, una serie de angustiosos interrogantes se cierne sobre el médico: ¿Qué va a pasar? ¿Qué voy a perder? ¿Qué van a decir quienes me conocen? ¿De dónde voy a sacar para pagar el abogado de mi defensa? La vida diaria se hace pesada. Los eventos de la rutina comienzan a desesperar al profesional. Su ejercicio se empieza a afectar, las horas de consulta se vuelen eternas. El tiempo quirúrgico y la forma de desempeño se afectan en forma ostensible.

3. El Paso a la Depresión y el Aislamiento

En este momento la autoestima llega a sus más bajos niveles. Se cuestiona la propia capacidad profesional y la integridad personal. Todo el esfuerzo de años de estudio y trabajo se desvanece ante los propios ojos.

4. El Resentimiento por un Esfuerzo sin Compensación

Resentimiento y odio van de la mano. El médico demandado siente que la sociedad lo ha defraudado y que el sacrificio de todos los años anteriores no ha obtenido recompensa justa.

5. La Alteración del Ejercicio Medico

Debido (en la mayoría de los casos) a la imposibilidad de retirarse del ejercicio profesional, la práctica médica se altera profundamente. Se comienza a ejercer una medicina defensiva, manifiesta en varios aspectos: Una notoria crueldad en la información, el rechazo de casos difíciles y la evaluación permanente de los pacientes y sus familias como los peores enemigos del médico.

6. Aparición Complejo de Culpa

La reacción con las personas se vuele un desastre. Pensamientos paranoides afloran: Los amigos se van a formar un mal concepto; los enemigos (muchos o pocos) han ganado la partida; los jefes pueden utilizar esta circunstancia como pretexto para prescindir de la vinculación laboral, los alumnos van a pensar que lo que se les ha dicho es invalido; los pacientes van a sospechar de la competencia profesional; la familia ha dejado al galeno solo.

7. Esperanzas Vanas

Aparecen entonces otras posibilidades. Esperanzas de una llamada que diga que la demanda fue hecha para atrás un golpe de suerte que obligue a los demandantes a reconocer su injusticia; en fin, la posibilidad de que solamente sea un mal sueño.

Una última alternativa es la negación con lo trascendente: pactos con Dios o con el Diablo.

8. Asunción del Problema en el Plan de Lucha

Por último, se colocan las cosas en perspectiva. Se debe pelear. Ni más faltaba que la partida se pierda sin la posibilidad de replicar el mal movimiento. Esta es la forma sana de asumir la demanda. Allí empieza el cerebro realmente a trabajar.

Puntos de Consideración en  la Defensa del Propio Caso

A – El Abogado Demandante es el Peor Enemigo

La motivación esencial de este profesional no es la justicia sino el dinero. En algunos casos puede verse empujado por otros móviles, tales como relación directa con el paciente lesionado, antipatía específica contra el médico demandado y deseo de publicidad, entre otras; pero el motor esencial de los abogados que se involucran en una demanda médica es de tipo económico. De hecho, los abogados tasan todo con base en el metálico; en su medida del valor. Sobre él tasan su tiempo y honorarios, los daños del paciente, el impacto moral sobre la familia etc.

Por lo anterior, las obras literarias, teatrales y cinematográficas que muestran a los abogados interesados esencialmente en la búsqueda de la verdad, ante la cual se rinden subyugados, es totalmente opuesta a la realidad de la vida diaria. El abogado que acepta demandar a un médico, juega a ganar a cualquier costa, incluso a sabiendas de demandas injustas. Este “defensor de la ley” intentará probar la culpa médica a cualquier precio.

Con sabe en lo anterior, presentará hechos “contundentes”, pruebas “irrefutables”, verdades “científicamente aceptadas universalmente”, y otra serie de afirmaciones que intentará confundir al juez y colocando en contra del galeno que manejó el caso. En esto hay que permanecer observantes, pues detrás de cada uno de los anteriores pueden ocultarse mentiras elaboradas, pruebas fabricadas y estupideces conceptuales que pueden tomar de sorpresa a un juzgador honesto.

Lo único que el abogado acusador (aparentemente) puede perder es un poco de tiempo y esfuerzo. Pero sus ganancias verán representadas en dinero, prestigio y afluencia de nuevos casos.

B- ¿Es Competente el Abogado Defensor?

El abogado puede provenir de dos sitios:

En una demanda conjunta contra el médico y el hospital, la institución puede asumir la defensa del médico. Esta situación, aparentemente cómoda, no es muy confiable.

Desafortunadamente, los abogados contratados para asesorar instituciones de salud ni tienen las mejores credenciales ni conocen a fondo sobre derecho médico. En términos generales, no son de la máxima confianza para asumir la defensa de un profesional de la salud.

En una demanda contra la institución de salud no tiene nada de raro que el abogado de la entidad trate de involucrar al médico, con el objeto de salvar responsabilidad de la misma. En este caso, el abogado no solamente no es confiable, sino que es parte del enemigo

En una demanda contra el médico, el establecimiento hospitalario intentará a toda costa no verse involucrado, muchas veces sin importar si el médico se hunde. En este caso, el abogado de la defensa puede provenir de recomendación de conocidos, de relaciones previas con algún abogado amigo, de instituciones que brinden este servicio (como algunos Colegios Médicos de la Federación Médica o entidades como FEPASDE) o, simplemente escogido al azar. Esta última posibilidades, probablemente, la peor de todas.

En la escogencia de un abogado defensor tienen que tenerse en cuenta varias cosas: La universidad en donde estudió, su competencia profesional, la experiencia en casos similares, el interés que manifieste en el caso, el tiempo disponible para tal efecto, su capacidad de asimilar y manejar los aspectos técnicos y, lógicamente, su costo.

En varios casos, el abogado escogido no es competente o simplemente no se interesa en el caso a fondo. En otros, simplemente abandona el caso o lo descuida, cometiendo delitos que pueden ser denunciados ante la ley.

C- El Abogado Defensor no Puede Asumir la Totalidad de la Propia Defensa Medica

Por muy calificado que sea el abogado, no se puede colocar sobre sus hombros la totalidad de la defensa del médico acusado. El problema es precisamente de este último y, como tal, es el principal responsable de sí mismo.

El médico debe esforzarse en revisar conjuntamente con su abogado todos los aspectos de forma y de fondo, para elaborar una adecuada respuesta a la demanda y fortalecer su propia defensa.

Para ello debe revisar documentos, elaborar búsquedas, leer repetidamente la historia clínica y buscar errores en el planteamiento de demanda.

D- Nunca Conciliar Cuando se esta Seguro

  • Debido a la política de descongestión judicial, se creó la denominada Audiencia de Conciliación, en la que el juez intenta poner de acuerdo a las partes para no marchar hacia un proceso.
  • Debido a la incertidumbre del resultado de una demanda, el médico puede mostrar deseos de arreglar en alguna forma el “inconveniente”. Esto es exactamente lo que no debe hacerse. Cuando uno está seguro de sus actos y su idoneidad profesional siempre debe pelear con quien se cruce en el camino con una queja o demanda.

E- Miedo en el Proceso 

Varias dudas asaltan al médico demandado durante el proceso. Sospecha de soborno al juez, sospecha de deshonestidad del secretario y otros funcionarios, sospecha de ignorancia o falta de interés por parte de quien se encuentra en el plan de juzgador.

En principio, a pesar de la corrupción reinante en todas nuestras instituciones, se debe ir a los procesos con confianza y mentalidad positiva. Personalmente no tengo ninguna queja de la idoneidad del sistema judicial. Además, en caso de deshonestidad, siempre existe la posibilidad de demandar penal y administrativamente ante instancias superiores.

Conclusión

La gente, los pacientes, han comenzado a quejarse de oficio, de rutina. Parece como si el objetivo fuera encontrar alguna falta que reportar en el desempeño de quien se ha encargado de aliviarlo.

Todo esto ha ocasionado una lógica reacción de los médicos en varios sentidos: la relación médico paciente se ha deteriorado: el afecto que anteriormente el profesional brindaba a su enfermo, se ha enfriado; los casos de alto riesgo se están rechazando por sus obvias consecuencias; el espíritu de la profesión se ha transformado en el ejercicio de una medicina defensiva, helada y en muchos casos cruel. ¿Vale realmente la pena asumir estos casos cuando se puede detectar casi desde el comienzo el tipo de persona que le va a ocasionar al médico y, muy especialmente al cirujano, problemas casi inmediatos que le van a destruir la confianza en el paciente?

Asistimos hoy en día a una de las más sistemáticas manipulaciones de la ética médica.

Por un lado, se ha supeditado la ética hipocrática al mandato burocrático y la moral médica se ha supeditado al sistema administrativo que busca obtener las mayores ganancias a expensas del trabajo profesional.

Además se exige calidad por parte de las empresas de salud y, al mismo tiempo, se restringe la petición de exámenes por considerarla onerosa. Adicionalmente, el médico enfrenta los términos de cualquier demanda médica de manera solitaria, pues las instituciones (privadas y públicas) no lo respaldan solidariamente, salvo en contadas excepciones.

¿Puede entonces vivirse bajo la norma de una ética kantiana (el deber por el deber y la buena voluntad como motor esencial de la acción moral) cuando la sociedad juega bajo los términos de una mal entendida ética utilitarista?

El altruismo médico se vende a muy bajo precio. El trabajo médico, que es el que mueve la salud colombiana, se adiciona en los paquetes económicos como parte del beneficio. Por esto ya no podemos seguir jugando el papel de mártires, sino tomar el comando de nuestro propio destino, buscando la unión y el poder que ella origina, para tener de nuevo una voz en la sociedad colombiana.

En lo que respecta a tomar bajo el cuidado propios casos de altísimo riesgo, debe recordarse que ningún paciente justifica el riesgo de la desgracia de un médico, su familia y su entorno. Es otro ser humano como cualquiera de nosotros y en la escala de valores siempre se encontrará por debajo de nuestra propia familia. Con los propios hijos debe empezar a aplicarse la norma de EL DEBER POR EL DEBER.

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VER 3 comentarios

  1. Julio dice:

    Muy interesante artículo. Muchas gracias

  2. LUIS LEON dice:

    HOLA BUENAS TARDES ME PODRAN MANDAR ARTICULOS DE RESPONSABILIDAD PROFESIONAL MEDICA EN MEXICO GRACIAS

    1. encolombia dice:

      Buenos días Luis León, gracias por tu visita. Lamentablemente en el momento no contamos con artículos sobre responsabilidad profesional en México.