Pensamiento y Acción

Luis Yarzagaray Cogollo, MD
Neurocirujano
El Doctor Luis Yarzagaray Cogollo es neurocirujano cartagenero, residente en la ciudad de Chicago durante varias décadas y retornado recientemente a Colombia. Durante el mismo tiempo Cartamedas, la organización que él dirige para ayuda de colombianos en el exterior, ha traído permanentemente las noticias de innovación en el desarrollo científico y tecnológico de la medicina y las ha ofrecido al cuerpo médico colombiano en Cartagena. El Dr. Yarzagaray nos da a conocer ahora sus puntos de vista en las páginas del Heraldo.

El Editor

He vuelto a mi patria, no como una balsa flotando en forma inerte, he vuelto más bien como un viajero avisado que conoce los secretos de la meteorología social y sabe orzar cuando es prudente, correr labolina a trapo suelto cuando los vientos soplan enfurecidos siempre con el timón entre las manos.

He vuelto a la patria observando el ocaso de la libertad. La mentira convencional del poderoso y del gobierno han sumido al pueblo en un largo período de miedo, de terror y desmoralización. En el engaño reiterativo se mueren la fe y la esperanza, en los convenios terrados y en las promesas incumplidas muere la libertad.

Los gobiernos prometen salvación y nada se cumple. Es inconcebible que se permita el terror y la inseguridad simplemente por las amenazas de los criminales que en la amalgama de las desgracias con el hambre, la pobreza, la incapacidad de sus hijos para educarse, se engendren las guerrillas y se pierda la libertad.

Extremos de los idealismos en Pensamiento y Acción

Al servirse pulpa la indiferencia, se venden los votos, se pierde la libertad de elegir y pululan los extremos de los idealismos, el derechismo, el izquierdismo, el socialismo, como si la magnificencia estuviese en el “ismo” y no en el ser que lo practica y, tanto la guerrilla como el establecimiento, continúan en forma irremediable habidos a la idea de que la economía colombiana está basada en la imitación de sistemas preestablecidos ignorando en su agenda la educación.

La educación es el elemento fundamental para que cualquier modelo de gobierno pueda desarrollarse en forma exitosa.

Sin un pueblo educado la economía y el desarrollo no podrán progresar; sin que se fomente la formación del capital humano y la educación que serán las bases fundamentales de la economía del futuro, no habrá progreso.

Nadie habla sobre justicia social, nadie habla sobre justicia educativa, nadie habla sobre la eliminación de los tráficos de influencia. ¿Cómo se puede en esta forma, sin educación, garantizar la prosperidad y la propiedad?. ¿Cómo se puede garantizar, sin educación, la existencia de hombres en el poder?.

No existe una preocupación por el ámbito institucional en la cual se va a forjar la actividad futurista económica. Debe ayudarse a Colombia no solamente por sentido de respeto a los principios morales sino también por gratitud al suelo donde se ha nacido; hay que recordar, señores, que la gratitud no es una planta que prospera fácilmente en la selva oscura de la política.

La política abraza todo

La política abraza todo, abraza el honor, la subsistencia, la ambición, el amor propio, el orgullo personal, la vida y los celos. Una política sin orden, una política sin honestidad no tiene sentido; el orden es la ley de las leyes. Si no hay un orden social, si no hay una estabilidad social, si todos los hombres no tienen la oportunidad de avanzar en la vida, el país no pasará de ser una simple expresión geográfica y para ser más que una simple expresión geográfica debe contarse en su seno con suficiente número de fuerzas capaces de converger a un mismo y deliberado fin.

Justicia social, justicia y más justicia, orden y más orden y acabar con la violencia. Lanzo un grito despertador a la conciencia pública, despertaos, sacudamos la letargia abyecta que paraliza el progreso.

EI país no pasará de ser una simple expresión geográfica mientras no cuente en su seno con suficiente número de fuerzas capaces y honestas

Si hay esperanza y si hay hombres justos y si es posible educar al hijo, es posible conseguir la solución del problema actual aún con todas sus complejidades, combatiendo la corrupción, el soborno y la violencia sistematizada, es posible la libertad de acción y de oportunidades.

Para ejercitarlas tiene que surgir el hombre que con su fulgor ilumine el rayo de fuego que guíe como la brújula en la tempestad al alma íntegra; que no lo calcinen las llamas de la corrupción; que no alcancen al ser que divulgue con la oriflama de su verbo a los actuales liberticidas.

Tenemos tantas reservas en nuestro subsuelo que serían de por si suficientes para combatir la ignorancia y la pobreza. Si no existiese el robo reiterativo de los recursos naturales y el enriquecimiento ilícito, habría progreso. Si abrimos las puertas del cerebro y del alma, aflorará como centinela inalterable. Hagamos el bien, hay que practicar la integridad total. ¡El humanitarismo debe siempre prevalecer sobre cualquier consideración personalista!.

Vivir en un país honesto parecerá para muchos un sueño irrealizable pero este está al alcance.

Hay que luchar con el arma del voto para restaurar el tricolor, porque hoy tan solo predomina el color rojo de la sangre inocente de los hijos ultimados.

Yo retomo a mi patria sabiendo que los posibles restauradores del país, sus políticos, más no todos pero si una gran mayoría, están envueltos en la mentira convencional, en la decadencia prematura. En la lucha perpetua entre el espíritu y la maldad, Colombia se ve envuelta en la degeneración absoluta del respeto a la vida y en la decadencia de los principios, en la liga abyecta de las bajezas y la miseria.

Lea También: La Importancia de la Medicina en la Sociedad Moderna

Conseguir que el egoísmo sórdido desaparezca en Pensamiento y Acción

Si nosotros pudiésemos conseguir que el egoísmo sórdido desaparezca, que la educación sin tráfico de influencias pueda ser establecida, en fin, que una honestidad absoluta pueda imperar, todo lo que existe ruin y miserable desaparecerá de nuestros ojos. Si las ambiciones injustas dejasen de existir y se respetase la vida y se respetasen todos los derechos humanos de los labios del irredento, surgirá la prosa sublime que se enarbola en nuestro escudo «Libertad y Orden».

Esas palabras serán el vino del renacimiento, vertido en las ánforas vacías de la esperanza.

Mi protesta va contra todos los que prometen la redención y nunca cumplen. Los campos están llenos de terror y de sangre y falta la luz de un mañana, el brillo deslumbrante de la aurora y, en fin, la dulzura de un atardecer crepuscular indescriptible.

Siempre que pensaba en mi patria mientras estaba en el exterior y cuando la pienso aquí, en mi vida se agita la tormenta de las luchas por la paz y la seguridad social y mi alma se agita en llamas como si quisiera darle una luz al mañana.

Tenemos en nuestras manos el elemento más poderoso de todas las democracias, el derecho a un sufragio sano e incorrupto. Si todos escuchasen y no vendiesen su voto y se eligiesen a hombres o a mujeres honestos sin miedo incorruptible, incapaces de venderse o claudicar, habrá un mañana para la patria.

Fatalismo que mata toda esperanza en Pensamiento y Acción

Hasta el momento sólo nos asalta el fatalismo que mata toda esperanza y hace parecer todo perdido, resignándonos y llevándonos a un estado de letargia en el que nada importa, lo cual simula la muerte espiritual y aniquila el anhelo de la lucha.

El pueblo tiene hambre de justicia, la pobreza conduce a la gente al crimen y al vicio, no hay democracia con hambre, hay demasiada corrupción, hay que restablecer la estabilidad social.

EI país no pasará de ser una simple expresión geográfica:

Mientras no cuente en su seno con suficiente número de fuerzas capaces y honestas. Fuerzas capaces de converger a un mismo y deliberado fin: Justicia social, respeto a la vida y orden.

Hay demasiada corrupción, demasiada prostitución intelectual. Son dos lacras engendradas por la falsía del poderoso y la pérdida total de la fe en el hombre mismo.

Hay, como elemento fundamental para salir del marasmo en que nos encontramos, que restablecer la justicia social; alguien creerá que pensar en la justicia social es un romanticismo poético. Lo no romántico es el no expresar los ordenamientos sagrados del Pensamiento y Acción sino quererlos aplicar de forma imperfecta en un campo y en una sociedad desorganizada en que el interés primordial es el predominio del Yo del político, del enriquecimiento

Si hay esperanza y si hay hombres justos y si es posible educar al hijo, es posible conseguir la solución del problema actual aún con todas sus complejidades.

El hombre justo debe hablar en función de la piedad, en función de la justicia, en el pensar con rectitud. La desesperanza de los pueblos habrá de terminar cuando lleguen al gobierno seres incorruptos, justos y sin miedos. Lo que parece hoy un tema exótico no es más que mi deseo de ver una Colombia libre, libre del oportunista y de la desesperanza.

Lucharemos todos como valientes por quienes las acciones del dolor y la injusticia los hacen sufrir pesares y padecimientos ante unas autoridades pecaminosas que se complacen en su propia inercia obstaculizando todo.

La doctrina del engaño, la obstaculización por parte de las autoridades de turno laceran el corazón, matan la esperanza y engendran la guerrilla. La inigualdad social, igualmente, ayuda a fomentar la guerrilla, el pueblo muere en la quimera de los sueños que se tornan posteriormente en pesadillas y el gobierno sigue engañando de forma repetida y la fe se acaba al igual que todas las ilusiones.

Aquellos que en los pueblos, en las veredas prometen con palabras de sofismas una retórica de pulida igualdad y justicia, no hacen más que aprovecharse de los humanos que sufren para engañarlos con falsías.

Seamos parte de la solución y no del problema, formemos un brazo fuerte e implacable, que ponga un alto al genocidio producido por la indeferencia y el abandono.

Hagamos que se respeten los derechos de las víctimas, que no se glorifiquen los violentos, que las ONG empujen a notar a todos. Digo a todos, sin excepción de los que violan los Derechos Humanos.

No ser honesto con la Patria, patrocina la ignorancia y el crimen, es la verdadera antítesis del concepto de ser colombiano. No solo es verdugo el que tortura, también lo son aquellos que con su indiferencia permiten la desigualdad social.

¡Salve Dios tu libertad Colombia! Que este grito sea el símbolo de redención… del principio de la redención.

Que tus hijos tengan casas, terrenos de cultivos, educación, salud, derecho a vivir felices y sin persecuciones.

Alcemos, colegas y amigos, sobre el montón de ruinas que ha sembrado el odio inspirado por los crímenes de tus malos hijos, el gonfalón de la esperanza. Y si tiembla mi voz es por el dolor ajeno… es la expresión de la esperanza sobre el dolor colosal de tu suelo en desastre.

CLIC AQUÍ Y DÉJANOS TU COMENTARIO

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *