¿Quién Descubrió el Viagra?

El citrato de silfenafilo –cuya marca original es Viagra, de los laboratorios Pfizer- es mundialmente conocido y ampliamente utilizado. También muchos saben que se trataba de una droga para la angina de pecho y la hipertensión, que -como efecto colateral- producía erecciones de buena calidad ante estímulos eróticos, en quienes lo consumían; esto es debido a su efecto potenciador del óxido nitroso –compuesto que normalmente se libera durante la actividad sexual- que relaja el músculo liso.

La única contraindicación absoluta es en aquellos pacientes que toman vasodilatadores como la nitroglicerina o el isosorbide. Cualquiera diría que hasta un Nóbel le quedaría chiquito al descubridor de un medicamento que ofreciera una solución para tan mortificante padecimiento; o –aún mejor- el que se encontró con semejante filón de oro (más de un billón de dólares anuales en ventas).

También surge la pregunta: ¿cómo logró mercadearlo la superpoderosa multinacional farmacéutica americana?

Esta molécula fue inicialmente conocida como el UK-92,480, y –tal como lo dicen las siglas- inició su proceso de desarrollo clínico en el Reino Unido, para el tratamiento del angor, con eficacia limitada para esta dolencia, pero con el informe frecuente de las erecciones masculinas. El producto se originó en los laboratorios Sandwich (de propiedad de Pfizer) en la ciudad de Kent.

Como dice la empresa, el éxito se debió a los esfuerzos de un conglomerado de científicos y de otros empleados, para lograr un blackbuster o producto estrella de Pfizer; a los empleados no se les permite discutir su posición como inventores o no-inventores, hacen parte de un equipo, utilizan las instalaciones y el dinero de la empresa y punto.

Pero la prensa inglesa insiste que los investigadores Peter Dunn y Albert Wood son los inventores, ya que su nombre aparece en la patente del proceso de manufactura # WOWO9849166A1. Bueno, hay que decir que en 1991, los doctores Andrew Bell, David Brown y Nicholas Terrett (empleados también de Pfizer en Kent) descubrieron que los compuestos químicos que pertenecen a la clase de las pirazolopirimidonas son útiles en problemas cardiovasculares como la angina.

Como Terrett aparece en la patente británica en 1991, muchos lo consideran el padre del Viagra. Pero él dice que lideró un equipo que descubrió la utilidad del medicamento, y que lo que Dunn y Wood diseñaron fue un método de nueve pasos para la producción industrial del compuesto.

Terrett y su colega Peter Ellis descubrieron en los estudios clínicos para el angor, que la droga aumentaba el flujo sanguíneo peneano, lo que mejoraba las erecciones; la FDA lo aprobó como la primera droga para el tratamiento de la impotencia en marzo 27 de 1998.

La prensa americana considera que el inventor del Viagra fue el estadounidense Simon Campbell -hasta hace poco vicepresidente senior de descubrimientos medicinales en Pfizer- pues supervisó todo el proceso del desarrollo.

Pero Campbell prefiere ser llamado el padre del amlodipino, un vasodilatador calcio-antagonista muy eficaz en la hipertensión. Otras drogas del mismo grupo –como el verapamilo- habían sido investigadas antes para el manejo de la disfunción eréctil, un nombre que describe el problema mucho mejor que el de la impotencia.

En realidad –al contrario de lo que ocurrió con Fleming o con Banting, los descubrimientos de fármacos (exitosos o de éxito inicial y fracaso posterior que causan además ingentes demandas) son ahora el producto de una serie de investigaciones, inversiones y decisiones gerenciales de unos brillantes (o equivocados) empleados de una multinacional, pero sólo eso.

En la rama gerencial, los aciertos se premian; pero los errores se cobran, de los grandes jefes para abajo en la cadena ejecutiva.

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