Cáncer de Próstata

Farmington. Un estudio con seguimiento de un cuarto de siglo publicado en JAMA defiende la opción conservadora para aquellos casos en los que el cáncer de próstata esté localizado y tenga un grado bajo en la escala de Gleason, un marcador de 2 a 10 que indica el grado de enfermedad de acuerdo con su apariencia en el microscopio.

Peter Albertsen y otros investigadores de la Universidad de Connecticut valoraron a setecientos sesenta y siete hombres que habían sido sometidos a una terapia de tipo hormonal o simplemente a vigilancia. Aquellos con tumores de bajo grado, en los que la puntuación en la escala de Gleason oscila entre dos y cuatro, tenían un riesgo de apenas un 7% de desarrollar una forma más agresiva de la enfermedad en un plazo hasta de veinte años.

Pero en aquellos casos de cáncer de próstata cuyo Gleason oscilaba entre siete y 10, tenían el peor pronóstico de la muestra (un 66% de probabilidades de fallecer). Más problemático resultó definir el riesgo en los casos intermedios, con un Gleason entre cinco y seis, que constituye el grupo dilema y el mayor reto para los especialistas. Se calcula que uno de cada seis hombres desarrollará un cáncer prostático a lo largo de su vida, por lo que los investigadores estudian cuáles son las mejores opciones terapéuticas en cada caso.

De hecho, estos resultados contradicen frontalmente los de otro trabajo sueco que aseguraba que estos tumores localizados y de crecimiento lento, cuando no eran tratados, podían tornarse agresivos y resultar mortales incluso transcurridos quince años desde el diagnóstico.

Este trabajo anterior observó un riesgo hasta tres veces mayor de mortalidad por cáncer de próstata entre aquellos varones que sobrevivieron más de quince años tras el descubrimiento de la enfermedad. Estas discrepancias radican fundamentalmente en diferencias en el tipo de tumores analizados por uno y otro estudio, así como en el momento en que los pacientes comenzaron a recibir la terapia hormonal.

Cali. Los hombres tienen una baja intención se someterse al tacto rectal como prueba de tamizaje de cáncer de próstata –revelaron Diego Lucumí y Gustavo Cabrera de la Universidad del Valle- al aplicarse el Modelo de Creencias en Salud en personas de sexo masculino en edades en las que el riesgo de presentar la enfermedad es mayor.

Aunque no hubo muchos participantes de estratos altos, se observó que entre más pobres y humildes, había mas resistencia al examen que consideran humillante, algo así como una violación (Colombia Médica 2003: 34; 111-118). Por supuesto que existen barreras para el acceso al examen, además de una creencia generalizada de que una vez se tiene cáncer, ya no hay remedio.

Por otros se cree que el cáncer de próstata es más frecuente en los bohemios, mujeriegos y alcohólicos, aunque la mayoría piensan que ellos pueden sufrir de la enfermedad. Globalmente -después del cáncer de piel- la localización más común de malignidad en hombres es la próstata, comparte en Colombia este segundo lugar con el cáncer de estómago, existiendo regiones donde es la segunda causa de muerte en el sexo masculino.

Ante la limitación para realizar acciones de prevención primaria, la prevención secundaria mediante el examen digital rectal y el antígeno prostático específico son el principal recurso para ofrecer a la población asintomática. Aunque existe controversia sobre el uso de estas pruebas, muchos consideran que deben ser rutinarias en mayores de cincuenta, con una expectativa de vida mayor de diez años.

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