Prologo de la Presente Edición

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Próxima a cumplir diez años de promulgada, la Ley 23 de 1981, “por la cual se dictan normas en materia de Ética Médica”, ha dado probadas muestras de su importancia como instrumento adecuado para regular el ejercicio de la profesión médica en Colombia.

Los avances tecnológicos y la proliferación de escuelas formadoras de médicos, han conducido a que las circunstancias en que actúa el profesional de la medicina de hoy sean peligrosamente exigentes y competitivas, y, en consecuencia, se ha impuesto la necesidad de contar con normas que sirvan de guía, para un ético y humanístico ejercicio profesional. La Ley 23 de 1981, contrariamente a lo que a priori pudiera pensarse, se ha convertido en el mejor consejero de los médicos y defensor de sus más sanos intereses. Aquellos que a su letra y a su espíritu se han ceñido, no han encontrado dificultades en el cumplimiento ético del ejercicio de su profesión y, por tanto, no los ha asistido temor alguno de verse envueltos en procesos de carácter disciplinario. Estamos seguros de que buena parte de los juicios que se han seguido a los profesionales de la medicina por faltas contra la Ley 23, han sido más producto del desconocimiento de ésta que de un propósito deliberado de ejercer al margen de las normas éticas. De ahí el interés del Tribunal Nacional de Ética Médica de difundir profusamente tan valioso instrumento.

En 1982 la Corte Suprema de Justicia declaró inexequible, en su primera parte, el artículo 32 de la Ley, y en 1989 los artículos 27 y 30. Por tal motivo, en la presente edición dichos artículos aparecen en negrilla, advirtiéndose, entre paréntesis, que carecen de vigencia legal. De igual manera, durante el tiempo que lleva aplicándose la Ley 23, los encargados de hacerlo han encontrado imperfecciones que hacen aconsejable algunas enmiendas que deberán ser sometidas a la consideración del Congreso.

En esa delicada labor se encuentra la Sala Plena del tribunal Nacional, para lo cual requiere las luces de los Tribunales Seccionales, de las entidades y de las personas interesadas en tan importante tema. Cualquier insinuación o recomendación venida de esos sectores será bien recibida.

Al reeditar la Ley 23 de 1981, el Tribunal Nacional de Ética Médica considera que está cumpliendo su función de magisterio frente a sus colegas. Espera, por lo tanto, que en un futuro próximo todo médico colombiano posea un ejemplar de ella. Gratuitamente el Tribunal Nacional y los Tribunales Seccionales lo harán llegar a los médicos y estudiantes de medicina que lo soliciten.

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